A
finales del 2015 y lo que va del año
2016, Europa ha sido azotada con el látigo
terrorista en diferentes ocasiones, siendo las capitales de la Union
Europea su punto más vulnerable y el preferido de estas
agrupaciones. Primero fue Francia, distintos ataques simultáneos
en la capital París
nos mostraron la barbarie que es capaz de cometer un grupo de
radicales islamistas en nombre de un Dios que según
ellos los recibirá
con
72 vírgenes
en el paraíso,
todo por morir en medio de una Yihad o Guerra Santa que libran contra
el avance del resto del mundo. “Je
Suis Charlie”,
cuando
fue el ataque a la sede de la revista Charlie Hebdo en el que fueron
asesinadas 12 personas entre caricaturistas, periodistas y policías,
poco después los perpetradores se identificaron como afiliados a la
rama de Al Qaeda en Yemen; y en segundo lugar “Je
Suis París”
en
el ataque simultáneo organizado por el DAESH de noviembre pasado en
el que murieron cientos de personas, inundaron las redes sociales y
la condenatoria mundial no se hizo esperar, marchas se organizaron,
Primeros Ministros, Cancilleres y representantes de los principales
gobiernos del mundo fueron parte de ellas, hasta el grupo
cyber-activista "Anonimus" se unió
a
la causa. La
indignación fue total y mundial, nadie escondió su repudio ante los
viles y cobardes atentados terroristas.
Los
ataques prosiguieron, no sólo en naciones de Europa, sino también
en el Líbano, la guerra en Siria continua inflando cada vez más la
cifra de muertos, desplazados y refugiados; y en África, Boko Haram
no cesa de asesinar, violar y secuestrar población
cristiana. Fe de esto lo da el reciente atentado contra
un grupo de universitarios en Kenia. La siguiente en la lista fue
Estambul, capital de Turquía, ahí no sólo
ocurrió un atentado terrorista, sino un vil ataque antisemita, sus
víctimas principales eran un grupo de judíos. El mismo atentado
acabó con la vida de civiles y turistas que recorrían los
alrededores.
Días
atrás Bruselas fue el blanco del DAESH, la cifra supera los
30 decesos y más de 200 heridos en también
ataques simultáneos entre el aeropuerto y el metro
capitalino, el Primer Ministro Belga
Charles Michel esbozó lo predecible: “Ha ocurrido lo que
temíamos”, -en referencia al atentado-, sus palabras tenían una
razón de ser ya que Bélgica es el país que más habitantes per
cápita "aporta" a las agrupaciones terroristas en Siria e
Irak, cientos de ellos han viajado y se han unido al DAESH, se
calcula que 180 de ellos han regresado al país entrenados y
radicalizados, listos para que al grito de “Allauh Akbar” sembrar
el terror y el pánico. El móvil del ataque estriba también por el
hecho de que el 18 de marzo se capturó en este país a Salah
Abdesalam en Monlenbeek, quien fue el cerebro de los atentados de
París de noviembre pasado. Y al parecer los ataques no se
detendrán.
Hay
consenso mundial en que cuando -como en los casos anteriormente
mencionados- un grupo de individuos, actúa de manera aislada u
organizada con el objetivo de desestabilizar el orden imperante y
sembrar el pánico entre la población civil es un terrorista, su
definición más acertada es: “Forma violenta de lucha
política, mediante las cual se persigue la destrucción del orden
establecido o la creación de un clima de terror e inseguridad
susceptible de intimidar a los adversarios o la población en
general.” Al parecer esta definición no acoge a todos los
países, o al menos eso es lo que parece.
Israel,
una de loa naciones más pequeñas del Medio Oriente, sufre a diario
el flagelo del terrorismo a manos de agrupaciones como “Hamas”
que controla la Franja de Gaza y a los palestinos radicalizados,
“Al-Fatah”, “La Yihad Islámica” y
“Hezbollah” o mejor dicho la sucursal de Irán en el Líbano.
Pero para los medios internacionales, la prensa mundial y la casi
totalidad de la Comunidad Internacional (Incluyendo al Secretario
General de las Naciones Unidas), no es terrorismo lo que ocurre en
Israel, sino una lucha de "dignidad" y "liberación"
del pueblo palestino, lucha librada por agrupaciones terroristas a
precio de sangre de civiles inocentes. Israel es el único
país del mundo donde el terrorismo es una lucha nacional y
justa. Los apuñalamientos, los atropellos, los disparos y los
asesinatos de niños, mujeres y ancianos no representan actos de
terror, sino de una lucha justa por la liberación de Palestina. En
palabras sencillas: se vale matar.
Si
bien es cierto no todos los musulmanes son terroristas, la gran
mayoría de terroristas son musulmanes, se calcula que de los 1.600
millones de musulmanes en el mundo, el 30% piensa de manera radical,
pero una minoría aun no definida es la que estaría dispuesta a
volar el mil pedazos por 72 vírgenes y una pensión de Hamas. La
lucha contra el terrorismo recién comienza en Occidente, pero desde
hace 68 años un país libra esa batalla desde el punto de su
nacimiento en el Medio Oriente, Israel.
Por:
Lic. Junior Jesús Aguirre Gorgona
Profesor
Estudios Sociales y Educación Cívica
Correo:
jaguirre89g@gmail.com
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