martes, 23 de julio de 2019

MUJERES ÁRABES: ROMPIENDO EL JUEGO DE LOS ESPEJOS

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La viñeta de Doaa Eladl, caricaturista egipcia.


Superar el “maternalismo”, la mirada condescendiente con que los estudios de género suelen abordar a las mujeres árabes como objeto de análisis, es tarea ardua. No solo hay una sólida tradición académica de feminismo euroamericano caracterizada por un sesgo maternalista en su aproximación a las mujeres árabes o al feminismo árabe, sino que, además, en el momento actual de retroceso generalizado de libertades y derechos, especialmente en el mundo árabe, descubrir esta trampa epistemológica no parece que sea una prioridad para la mayoría de las activistas, so pretexto de las divisiones que provocaría en la necesaria resistencia feminista global. Sin embargo, sin que se produzca el imprescindible cambio de perspectiva en nuestra relación de mujeres blancas, occidentales y universitarias con las mujeres árabes para que de verdad ellas sean nuestras pares y colegas, en la cátedra y en la calle, la añorada sororidad solo será “sonoridad”, por mucho que nos moleste que se juegue con las palabras.

La superación de este desafío, a la vez académico y personal, es el hilo conductor de los trabajos que conforman este número del Journal of Feminist, Gender and Women Studies. La reseña de Loreto Ares del libro de Sara Ahmed Living a Feminist Life refleja precisamente la complejidad de este reto para activistas y universitarias.Los siete artículos de este volumen monográfico dedicado a las mujeres árabes, bien residan en el mundo árabe bien en su diáspora española, constituyen una novedosa visión de conjunto, en la medida en que, a pesar de la diversidad de intereses, parten de la posición multisituada de sus autoras, que les dota de una lógica interna común.

Las siete jóvenes investigadoras no se someten a la usanza no escrita que marca fronteras entre tiempos y espacios, temas y disciplinas, filiaciones y emancipaciones. Si sus investigaciones se comprometen, implícita o explícitamente, con esta perspectiva de epistemología multisituada, ellas mismas asumen además de forma individual su condición de mujeres multisituadas, y la convierten en un eje no menos importante en términos disciplinarios para los estudios sobre la mujer árabe. Tan decisivo como las sólidas aportaciones particulares de cada autora es esta apuesta rupturista compartida, que augura nuevos tiempos en los estudios de género en contextos árabes.

Por otra parte, y aunque pueda parecer algo menor, no lo es la dialéctica que estos trabajos establecen con los fundamentos patriarcales que han caracterizado al arabismo español, apegado a la jerarquía masculina de los beni (los ‘hijos de’ un padre, nunca una madre). Por fin una nueva generación de investigadoras rompe con las dependencias clánicas y da una patada a las pleitesías de una vetusta disciplina. Las contribuciones de este volumen a los estudios árabes se emprenden desde la antropología y la literatura, desde las artes plásticas y los estudios culturales, desde la danza y las ciencias de la salud, desde la islamología y el anarquismo, sin justificarse ni tener que rendir cuentas. Bienvenido sea el fin de siglo y medio arabísticamente discipular.

La ruptura así caracterizada a grandes rasgos se sintetiza de manera singular en la imagen que Carolina Bracco, en su artículo “La invención de las bailarinas orientales. Un artefacto colonial”, describe como un juego de espejos. Su estudio examina cómo el cuerpo colonizado de las bailarinas orientales acaba por colonizar el cuerpo blanco de la mujer occidental, atrapadas ambas en un ojo pornográfico a la vez colonial y local. Nada es como a primera vista se manifiesta: hacia dentro y hacia fuera es un bucle, no una flecha, y el cuerpo de las mujeres es una de las apropiaciones primeras de cualquier proyecto de dominación, incluido el proyecto feminista, llega a denunciar Sirin Adlbi Sibai en “Más allá del feminismo islámico: redefiniendo la islamofobia y el patriarcado”. La acusación de Sirin Adlbi de la existencia de una relación simbiótica entre colonialismo y feminismo es radical, y la evidencia, según esta autora, es el actual debate sobre género e islam que alimenta la creciente islamofobia de las sociedades europeas. Hay que decolonizar el feminismo, también el feminismo islámico, propone Sirin Adlbi, investigadora y activista, que alerta de la islamofobia latente incluso en ciertos proyectos emancipatorios feministas árabes. Estamos una vez más ante el juego de los espejos.

“Decolonizar” es una expresión con varias interpretaciones pero con bastantes menos realizaciones concretas. “Decolonizar el feminismo” implica romper el cerco epistemológico euroamericano de los estudios de género y confrontarlos con las realidades estructurales de las mujeres que viven en latitudes subalternas (Asia, África, América Latina, la periferia obrera de Europa) pero también en situaciones de subalternidad añadida (por su raza, su confesión, su opción sexual o su orientación ideológica). Nieves Botella emprendió hace años un innovador trabajo de campo entre las mujeres marroquíes de Elche, afectadas por múltiples subordinaciones (amas de casa, inmigrantes, musulmanas). Analizando sus prácticas culinarias llega a la conclusión de que la modernidad alimentaria que ellas están construyendo implica una superación transversal, a la vez local y global, en la que se mezclan y difuminan los contornos generacionales, nacionales y de clase. Lo que Nieves Botella nos cuenta a través de las voces en primera persona de las marroquíes ilicitanas en “Mujeres marroquíes transmigrantes: otras maneras de construir la ‘modernidad alimentaria’” es que esta experiencia alimentaria constituye, sin duda, una suerte de decolonización de la noción misma de “modernidad alimentaria”.

Como también hay que decolonizar el anarquismo, sostiene Laura Galián en “Revolución, cuerpo y resistencia en las nuevas políticas feministas árabes (Egipto y Túnez)”. Esta investigadora saca a la luz las estrategias de resistencia desjerarquizada y antiautoritaria de las revolucionarias tunecinas y egipcias a través de su relación corporal con el espacio público y el arte. Los parámetros clásicos de los estudios anarquistas y feministas chocan con las prácticas que estas jóvenes vienen experimentando desde 2011. A partir del análisis de estas manifestaciones, Laura Galián profundiza en un marco teórico que incorpora el sur del Mediterráneo a la historia común del anarquismo.
Por otra parte, tampoco el nacionalismo ha sido ajeno al juego de los espejos del colonialismo. En contextos nacionales muy marcados, como los de Marruecos, Argelia o Palestina, la narrativa sobre la participación de las mujeres en la construcción nacional ha estado sometida a las lógicas patriarcales que devolvían, indigenizada, la mirada colonial. La formación del canon literario nacional es uno de los mejores exponentes de esta deriva. Ana González Navarro aborda esta cuestión en “Rachida Benmasud y la feminización del canon a través de la ginocrítica marroquí”. 

Pero en lugar de transitar por marcos teóricos más conocidos, Ana González abre una vía propia de investigación en uno de los ámbitos menos explorados de los estudios literarios árabes, el de la ginocrítica. Su examen de la obra de la marroquí Rachida Benmasud es singularmente germinal. No menos original como instrumento de análisis decolonial es la “matria” a la que recurre Danae Fonseca Azuara. En “Dando a luz a la nación: la matria palestina” Danae Fonseca profundiza en la ruptura de los límites de género en el debate por la definición de la nación paralelo a la lucha contra la ocupación de Palestina.

Esta investigadora descubre en la construcción de la matria palestina tanto un arma de resistencia de género como un marco analítico que le permite explicar la peculiar participación de las mujeres en la lucha nacional. En cuanto a Argelia, con un convulso pasado de uso del islam en la construcción de la identidad nacional, Mariví Pérez Mateo desvela una de las últimas tácticas del Estado para manipular la participación de las mujeres en el espacio político. Las conclusiones de su artículo “La erudición religiosa femenina en Argelia: del control del discurso religioso a la institucionalización de mujeres guías espirituales” no pueden ser más demoledoras para el futuro de la igualdad en este país mediterráneo: aunque se presenta como un triunfo en términos de emancipación femenina, la promoción oficial de las mujeres a cargos religiosos, que tradicionalmente les habían sido vedados, en realidad busca convertirlas en contrafuerte a la oposición islamista, la más seria amenaza política al régimen.

Hacer a las mujeres imamas responde a una estrategia de reproducción del Estado patriarcal, que pone voz femenina a sus discursos para así mejor perpetuar el autoritarismo. Aunque está por ver que no se le vuelva en contra, que la resiliencia de las mujeres argelinas a la opresión no sea el arma que acabe por tumbarlo.

Un último apunte no menos importante lo pone “A la mujer y a la mula, vara dura”, obra del periodista y activista marroquí Hicham Houdaifa. El título es un lugar común trágicamente actual en Marruecos, pero no solo, porque además, como denuncia Alejandra Ortega Fuentes en su reseña, la esclavitud femenina es una asignatura pendiente del sindicalismo internacional.

Fuente: Luz Gómez es profesora de la Universidad Autónoma de Madrid.

domingo, 17 de febrero de 2019

Brojobs

Resultado de imagen para gays DAESH
Homosexuales en países musulmanes son ejecutados lanzándolos desde la azotea de un edificio

Jacobo Schifter
Hasta hace poco, la izquierda era totalmente homofóbica. En nuestras universidades de corte socialista, los homosexuales teníamos que estar escondidos. Mis amigos del antiguo Partido Vanguardia Popular, hoy Frente Amplio, tenían que vivir en el clóset. De cuando en cuando, los profesores gays sufrían desde bullying hasta intentos de despido.Lo mismo sucedía con la derecha. Si leemos el periódico La Nación, desde su fundación en los años de1940 hasta la fecha, las noticias sobre homosexuales estaban incluidas en Sucesos, o sea, eran noticias de criminales. Con respecto a los judíos y el sionismo, al principio, hubo apoyo de ambos grupos. Los judíos éramos vistos como una minoría perseguida e Israel un pequeño país amenazado por una horda de dictaduras oligárquicas y sangrientas del Medio Oriente.
Pero por arte de magia, todo cambió. Ahora, la derecha y la izquierda se nos hicieron pro palestinos y pro gays. Tenemos intelectuales como el Rector de la Universidad de Costa Rica y grandes dramaturgos como Perucci, o políticos como José María, que defienden a capa y espada los derechos homosexuales y atacan ferozmente a los judíos e israelíes que son los nuevos colonizadores, explotadores y usurpadores de la tierra y el pueblo palestino. Claro que todo esto es falso, pero no importa. Para la nueva derecha y la nueva izquierda, culpar a los judíos es el fármaco de 4000 años de historia. Sin embargo, existe un problema. ¿Cómo solidarizarse con los gays cuando en Palestina o en Irán, o en casi todo el mundo árabe, nos mandan a la horca o nos tiran desde las azoteas?
Pues no me lo van a creer, pero una nueva moda se está dando entre heterosexuales de izquierda que buscan contentarnos a los gays por su antisionismo y antisemitismo. Creen que con esto nos vamos a olvidar que nosotros jamás se nos ocurriría hacer nuestras bodas en Gaza o en Ramala. Después de todo, nos gustaría, después del matrimonio, tirar el bouquet en lugar de nuestra cabeza.
Como abejones de mayo, ha surgido un nuevo fenómeno. Surge de la combinación entre las palabras 'brother' (hermano/colega) y 'blowjob' (sexo oral). La creadora del concepto es la profesora de la Universidad de California Jean Ward, que el pasado julio publicó el libro ‘Not Gay: Sex Between White Straight Men’ ('No gay: sexo entre hombres blancos heterosexuales') causando gran polémica. Su definición es sencilla: es sexo entre un macho heterosexual con otro o con un gay.
Digamos que eres un progresista pero apoyas a Palestina y sabes que cientos, sino miles, de homosexuales han sido asesinados. Pues para que los gays no te critiquemos y te apoyemos cada vez que usas la palabra sionismo para expresar tus ideas progresistas, optas por ofrecernos un brojob. Según la autora del libro, un brojob incluye “sexo oral, penetración con los dedos, masturbación mutua, y todo aquello que se pueda hacer en unos pocos minutos, incluso penetración anal pero nunca besos y caricias”, sostiene la profesora, que indica que “"no se trata de atracción ni física ni emocional”. Es decir, es más que todo ser políticamente correcto o lo mismo que hacen las trabajadoras del sexo: todo menos besos con lengua. Algunos llaman a esto sexo a lo de Oscar Arias.
De acuerdo con Ward, los principales centros de promoción de los brojobs son, en su país, el fundamentalismo islámico y el evangélico y la izquierda progresista. Tres grupos que nos odian tanto que buscan darnos brojobs. Para constatar si esto es así, he querido entrevistar a los profesores de la Cátedra del Medio Oriente y a la bancada legislativa cristiana. Aunque he pedido reiteradamente una cita con algún diputado evangélico, la secretaria nos indicó que andaban en la farmacia comprando Listerine. En la Cátedra del Medio Oriente de la Universidad de Costa Rica, no encontramos profesores porque todos andaban de paseo en La Sabana. Ni qué hablar de Perucci. Me dijeron que no me podía atender porque andaba en el gastroenterólogo.
Antes nos cortaban, ahora nos chupan.

martes, 15 de enero de 2019

Todos en el Medio Oriente tendrán su propio país en una solución de 317,000,000 estados



NUEVA YORK: Con motivo del último y más ambicioso intento de brindar estabilidad a la región, las Naciones Unidas anunciaron el miércoles que cada persona en el Medio Oriente recibirá su propia nación soberana como parte de una solución histórica de 317,000,000 estados.

El amplio y extenso compromiso, que afecta a más de 3,000,000 millas cuadradas anteriormente ocupadas por los territorios de Israel, Cisjordania, Gaza, Siria, Irak, Irán, Arabia Saudita, Líbano, Omán, Yemen, Egipto y Jordania, se reportará más de 750,000,000 de nuevas fronteras en lo que los expertos afirman ayudarán a frenar drásticamente la violencia sectaria.

"Dado el panorama sociopolítico increíblemente complejo y volátil en todo el Medio Oriente, una solución de 317,000,000 estados es el único medio realista para lograr una paz duradera", dijo Eugène-Richard Gasana, presidenta del Consejo de Seguridad de la ONU, y señaló que el tratado fue alcanzado después de largas negociaciones. que reunió a cada una de las más de 300,000,000 facciones independientes. "Nos complace llegar finalmente a un acuerdo que, con suerte, estabilizará a toda la región y satisfará adecuadamente las demandas de todas las partes".

“Confiamos en que con cada hombre, mujer y niño que posea su propia área autónoma de soberanía para correr como él o ella considere oportuno, evitaremos muchos de los conflictos que han plagado esta parte del mundo durante siglos y han generado innumerables muertos ", agregó Gasana. "Este es un nuevo futuro brillante para el Medio Oriente".

Según los funcionarios de la ONU, el Medio Oriente recientemente demarcado consta de 8,000,000 estados judíos independientes, 4,000,000 estados palestinos independientes, 112,000,000 repúblicas islámicas chiítas, 156,000,000 repúblicas islámicas sunitas y 19,000,000 naciones kurdas, así como aproximadamente 18,000,000 territorios que incluyen varios , Bahá'í, Drusos, Zoroastristas, y los países seculares.

Según los informes, el tratado se ha reunido en gran parte con el apoyo de los lugareños, y muchos elogiaron la división de la región en casi un tercio de mil millones de estados soberanos como una solución práctica y desesperadamente necesaria después de décadas de incesantes combates sectarios.

"Francamente, dar a cada uno de los ciudadanos de Oriente Medio un país propio hace mucho tiempo que se debió realizar", dijo Naseer Khalidi, de 49 años, a periodistas desde su recién formado estado independiente de 400 pies cuadrados a lo largo de la antigua Cisjordania, que se encuentra junto a Naciones pobladas por su esposa y sus dos hijos. “Después de una historia tan larga de violencia y discordia, ahora tenemos una región que está dividida de manera justa y equitativa entre todas las facciones religiosas, grupos étnicos y habitantes individuales. Finalmente, todos podemos vivir sin opresión ".

Sin embargo, la resolución no ha estado exenta de varias complicaciones, ya que la ONU está luchando por acomodar a sus 317,000,183 estados miembros, y la economía global aún debe incorporar cada una de las 317,000,000 formas de moneda completamente nuevas.

Los informes también confirmaron que varios cientos de nuevos estados en lo que antiguamente era el noreste de Arabia Saudita contienen reservas de petróleo muy valiosas dentro de sus fronteras, con altos funcionarios en esas naciones que ya han recibido una serie de visitas diplomáticas de los Estados Unidos y Europa Occidental, lo que generó tensiones. Sus decenas de miles de países vecinos.

"Si bien esta idea puede funcionar en teoría, este es simplemente otro plan miope que solo aumentará las tensiones en la región", dijo el ex residente sirio de 54 años de edad, Ilyas al-Masry, y agregó que ya ha habido algunos indicios de inquietud. entre cada uno de los 246 estados soberanos dentro de un radio de 5,000 pies de su país. "¿Cómo podemos tener estabilidad y paz cuando más de 300,000,000 naciones habitan tierras que no tienen absolutamente ningún derecho de ocupar?"

"Mientras todos respeten mis fronteras, no habrá problemas", agregó al-Masry. "Pero estoy preparado para usar la fuerza si hay algún intento de desestabilizar o infringir a mi nación".

En el momento de la publicación, los informes confirmaron el estallido de más de 90,000,000 nuevas guerras en la región, con fuentes que estiman la cifra actual de muertes en aproximadamente 700,000.

Fuente: The Onion (Página de sarcasmo)